miércoles, 23 de enero de 2013

Escoger un buen calzado para correr




Buenas tardes indufitneros, en este primer post que hago en el día hablaré de la importancia de escoger un buen calzado para correr, está de moda este deporte y cada vez más es la gente que realiza este deporte como hobby o como complemento al entrenamiento en sala. En mi opinión, si el tiempo acompaña, y vives en un lugar con espacios habilitados para la práctica del running, tales como bosques o parques, es una buena alternativa a la monotonía de la cinta o la elíptica de tu gimnasio, y no perjudicarás tanto a tus rodillas.




En primer lugar tenemos que comprender que el correr, independientemente de el ritmo al que lo llevemos a cabo o la superficie, es un deporte de impacto, a cada zancada que damos la reacción del suelo se propaga por todo nuestro cuerpo, y especialmente afecta a nuestros pies, tobillos y piernas, por lo que el calzado será el intermediario de hacer este contacto lo más suave posible para evitar lesiones como tendinitis o esguinces.

Para minimizar los efectos negativos de nuestra carrera, debemos elegir el calzado que más se adapte a nuestras características físicas, ya dijimos que cada persona es un mundo y el running no es una excepción, por lo que debemos dar con las zapatillas idóneas. De modo que si tienes pensado ir a una tienda de deportes con prisas y comprar las primeras que encuentres a buen precio, te recomiendo que te lo tomes con calma, consultes al personal especializado acerca de tus características ya que ellos sabrán que es lo que más te conviene.

En la carrera hay tres fases, en la primera de ellas el talón impacta contra el suelo, produciéndose el momento de mayor tensión ya que todo el peso de nuestro cuerpo recae sobre una superficie muy pequeña, seguidamente la planta entra en contacto con el suelo para que posteriormente los dedos ejerzan el impulso que nos ayuda a impulsarnos.

En la segunda fase comentada anteriormente se produce el primer fenómeno que tendremos que tener en cuenta a la hora de elegir un calzado, la forma de apoyar la planta del pie. Esta puede ser en pronación si el pie se hunde hacia dentro, o en supinación, si por el contrario lo hace hacia fuera. También tendremos la pisada neutra, que es la optima en la que no se produce ninguno de estos fenómenos.




Una forma eficiente de saber como pisamos es analizar el desgaste de nuestras deportivas antiguas, este será un estimador real, aunque siempre se puede dejar en manos de un análisis biomecánico.

Otro aspecto a tener en cuenta es la superficie en la que tenemos pensado correr o competir, no son iguales los dibujos de las suelas del calzado de trail, que es gente que corre por caminos y terrenos escarpados, que unas hechas para correr en asfalto, o para competir en pista, que en este caso llevarán incluso clavos para una mayor sujeción. En el análisis de la suela deberemos tener en cuenta nuestro peso, en función de esto tendremos que elegir una mayor o menor amortiguación de la suela, corredores ligeros tendrán una pisada menos agresiva y por tanto podrán prescindir en mayor medida de este aspecto. Si no se tiene en cuenta esto, los materiales de tus deportivas se desgastarán más rápido y tendrás que cambiar más a menudo. La tónica general es cambiar de calzado a los 1000km de actividad. La dureza de una zapatilla es directamente proporcional a su resistencia, de modo que debemos saber a que tipo de entrenamiento vamos a enfrentarnos para hacer un balance dureza-flexibilidad que sea adecuado a nuestros propósitos. 

A la hora de elegir la talla de nuestras deportivas tenemos que tener en cuenta que no deben quedar ni muy justas, ni demasiado holgadas, en el primero de los casos podríamos hacernos daño en las uñas ya que aunque cuando nos probamos las deportivas en la tienda el pie no se mueva, la fuerza que hacemos al correr hace que la deportiva ceda y nuestros dedos toquen en el final de la deportiva, si son demasiado grandes, no bastará con los cordones para mantener el pie bien sujeto y correremos el riesgo de sufrir torceduras, incluso de cansarnos antes por hacer una fuerza extra para mantener el pie en su sitio. Debemos calcular que la distancia de nuestros dedos al final de la zapatilla sea aproximadamente de medio centímetro. 




La comodidad es elemental al correr y para ello tendremos en cuenta aspectos como variar la disposición de los cordones en función del tamaño de nuestro empeine para evitar presiones innecesarias que nos molesten, y tomaremos precauciones como llevar los calcetines que solemos usar para correr a la hora de probarnos el calzado. Para aquellas personas que utilicen plantillas correctoras, deberán asegurarse de que al retirar la plantilla de las zapatillas, las suyas ajustan correctamente y no modifican su efecto (en este caso miraremos por zapatillas de pisada neutra, ya que la plantilla se encarga de la corrección). 

Por último, comentar que las zapatillas necesitan un periodo de trote para darse de si y adaptarse a nuestro pie, por lo que procuraremos darles un margen de tiempo de cara a correr largas distancias o a un ritmo alto, esto nos evitará sufrir rozaduras innecesarias.

Espero que os haya servido de orientación este post, ya tenéis algunas de las claves para lanzaros a la carrera, ahora sólo falta una cosa: DETERMINACIÓN!! Mucho ánimo amigos.







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